Alejandra Duran*
Cuando hablamos de ética, hablamos de valores que se encuentran en todas partes a las cuales vamos, cuando discutimos de educación hablamos de aprendizaje y de todo lo que viene acompañado de esto y cuando conversamos de sociedad nos referimos a la familia. Cada sociedad representa una idea de aquello en que consiste la riqueza del hombre y cual vida es digna o indigna de llamarse humana. La educación en ética, logra perfiles que atrapan la sociedad en su conjunto, y esto va desde lo pedagógico, psicológico, ideológico y lo socio-cultural.
La ética debe convertirse en un proceso planificado, con plena conciencia de lo que se quiere lograr en la transformación de nuestras vidas. Debemos desarrollar al máximo el juicio práctico y profesional para activar el pensamiento ético, reconocer qué es lo correcto de lo incorrecto y contar con el compromiso personal para mantener el honor y el deber. La educación empieza por hacernos sentir miembros de una comunidad, nuestra familia, la religión que profesamos y la cultura en la que nos desarrollamos. Además de esto, pertenecemos a una comunidad política determinada en la que tenemos la condición de ciudadanos. La educación en valores no puede limitarse a la construcción de la personalidad moral individual, debe interesarse al mismo tiempo por formar ciudadanos.
Lo que al final cuenta para educar en valores es el clima que intentamos crear y que no puede lograrse si no somos capaces de asumir un compromiso firme en torno a unos valores básicos compartidos y expresados en nuestra práctica educativa docente. Al fin de cuentas, el ser humano es responsable de actuar inteligente y libremente siendo el único que puede responder por la bondad o malicia de sus actos ante su propia conciencia, ante el prójimo y ante Dios, su Creador.
Tengo la firme idea de que nuestra sociedad puede llegar a hacer cosas que ni nosotros mismo sabemos que somos capaces de hacer, la inteligencia del venezolano es increíble; según Aristóteles:
Es necesario que haya uno o varios principios y aun, en caso de existir uno sólo, que éste sea inmóvil e inmutable, sólo basta con que esta sociedad decida cambiar y reorganizar su cultura es decir mejorarla con las ganas de hacer las cosas bien para que todo salga bien y podamos dejarle a nuestros hijos un legado de enseñanza de aprendizaje y a la vez enseñarles a mantenerlos a través de la ética, de los valores, pienso que sólo así podremos hacer de nuestro entorno un lugar mejor para vivir”.
*Estudiante de la Especialidad en Docencia Universitaria (UNERG, Venezuela)
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