Foucault, usos en educación

viernes, 12 de marzo de 2010

EDUCACIÓN ÉTICA Y COMUNIDAD.

ELOINA HERNANDEZ*

La educación ética no sólo contempla la instrucción ética en el sistema de enseñanza. Cada sociedad forma una idea de aquello en que consiste la riqueza del hombre y cual vida es digna o indigna de llamarse humana. La educación en ética adquiere, por esta razón, marcos que atrapan la sociedad en su conjunto y, esto va, desde lo axiológico, pedagógico, psicológico, ideológico y lo sociocultural, entendiendo en este último contexto la educación en la comunidad y más específico en la familia. Juegan un importante papel las instituciones y organizaciones, así como los medios de difusión masiva. La educación en ética incluye la educación en valores aunque no la agota. Ella necesita, en estos tiempos, de crisis de los valores, enfocar su contenido a garantizar un modo de vida digno, acentuando su función en el enriquecimiento de la vida espiritual del hombre. No sólo de pan vive el hombre, dicta el viejo proverbio. La educación en ética debe estructurarse teniendo en cuenta la utilización orgánica del tiempo como criterio de progreso de la personalidad. La historia de los hombres no es el tiempo, es su actividad. Por esta razón las políticas orientadas a elevar el bienestar de las personas no deben encerrar en sí sólo el aumento del nivel de vida sino de estimular la comunicación y el contacto entre la gente según sus intereses comunes durante el tiempo libre que deja el trabajo principal.

Es la educación en ética que se imparte en los centros de enseñanza en donde, puede articularse a través de asignaturas como filosofía, religión, catequesis, ciencias sociales y ética, además de formaciones específicas (educación sexual, para la no-discriminación, etc.) y en tutoría. Los temas de ética se tratan de forma transversal en el resto de materias de la educación formal, sean comunes u optativas. La educación ética y en valores puede ser entendida como una reflexión sobre la moral, o como un espacio para practicarla. Entendiendo moral como la práctica de los valores de una comunidad determinada.

El objetivo central del proceso de educación ética consiste en perseguir la construcción de una personalidad ética sólida, apoyada en el desarrollo de una conciencia moral autónoma. La construcción de una personalidad ética sólida incluye al menos tres niveles diferenciados, que deben interactuar de modo permanente e integrado. El desarrollo de un fuerte sentido de vida. Esto implica la capacidad de dar respuesta personal y autónoma a la pregunta fundamental de la vida. Esta pregunta puede formularse de modos diversos según sea el marco socio-cultural y familiar de cada persona. El desarrollo de un proyecto de vida concreto y realizable. El desarrollo de una estructura ética personal, capaz de viabilizar y sostener los contenidos éticos de la propia vida. La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que desde pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas, y de hecho, siempre somos afectados por ellas en forma de consejo, de orden o en otros casos como una obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la conducta humana.

*Estudiante de la Especialidad en Docencia Universitaria (UNERG, Venezuela)

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