Francys Bustamante*
Prof. FREDDY CONTRERAS
Prof. FREDDY CONTRERAS
En estos tiempos que están signados por la incertidumbre y la controversia, ha adquirido connotada relevancia, con sobrada justificación, el argumento que otorga el conocimiento un papel preponderante en le desarrollo de las naciones. Dentro del conglomerado de instituciones cuya finalidad es la de, en alguna medida, producir conocimiento que puedan contribuir a la transformación de una nación, destacan ampliamente las universidades. Si bien es cierto que este no fue el objeto principal que orientó su surgimiento, hoy por hoy le corresponde a estas casas de estudios, cada vez más altas cuotas en cuanto a la formación de investigadores y la generación de nuevos conocimientos, lo que conlleva el replanteamiento de sus funciones. En este marco las universidades venezolanas deben asignar a la investigación el papel estratégico que le corresponde en la producción de conocimiento; es decir, las universidades deben fomentar de manera permanente una práctica investigativa de calidad en cada uno de sus estudiantes y vinculada a las necesidades de desarrollo del país. Sobre esta base el propósito de este trabajo es argumentar y analizar la situación y problema que se presenta en las universidades, específicamente a nivel de pregrado y postgrado.
Cada día adquiere mayor validez la afirmación que sostiene que el verdadero recurso dominante y factor de producción absolutamente decisivo para el desarrollo de un país no es el capital, ni la tierra, ni el trabajo sino el conocimiento. El valor productivo en al actualidad esta basado en los procesos intelectuales y solamente las comunidades que logren ubicar estos procesos a su más alto nivel, tendrán en sus manos enormes posibilidades, no solo de generar bienestar para sus habitantes, sino de ejercer dominio y control sobre sociedades rezagadas, a través de la transferencia de conocimientos y tecnología.
La diversidad y las nuevas formas de organizar el conocimiento, y la complejidad de los nuevos saberes ya no permite que la transmisión de conocimientos se haga como se venía haciendo tradicionalmente, por lo tanto se hace necesario llevar a cabo cambios para lograr una enseñanza más integral y compartida. Esto se logra cuando el sistema educativo sea un instrumento clave para producir conocimiento a través de la investigación planificada y ejecutada en todos sus niveles.
Este proceso hace evidente que el desarrollo de la sociedad y del ser humano está cada día más en relación con la capacidad de los pueblos para crear, innovar, manejar información y conocimientos, investigar y aplicar los inventos y descubrimientos que la investigación produce, de modo que la riqueza y bienestar de las naciones estará condicionada ya no solo por los recursos naturales o materiales que posean, sino por sus recursos y potencialidades intelectuales.
En Venezuela se ha pregonado hasta el cansancio que la calidad de la educación está en entredicho. También se habla de que no se estimula la capacidad investigativa y creativa del estudiante. Se han realizado múltiples diagnóstico, tanto por investigadores y organismos nacionales, como por instituciones internacionales, y todos insisten en señalar la pésima calidad de la educación venezolana, sobre todo haciendo énfasis en la educación a nivel universitario. La mayoría de los estudiantes, son capaces de aprender los sistemas de conocimientos y habilidades para las necesidades de su propia vida y de su futura profesión, y se puede lograr un buen nivel de desarrollo de sus capacidades investigativas y creativas y el crecimiento de su pensamiento crítico y productivo. En este contexto, la formación de recursos humanos en ciencia y tecnología, debería ocupar un lugar prioritario y las instituciones de educación superior, se han considerado claves en este proceso.
En los países en desarrollo, las universidades tienen una difícil misión que cumplir: formar un gran número de científicos y técnicos, sensibilizando la opinión pública con respecto a los problemas de la ciencia. De acuerdo a lo expuesto, en el contexto académico, es la educación de postgrado la que está llamada a vincular estrechamente la formación especializada con la producción científica, tecnológica y humanística.
La pertinencia científica de la educación que se imparte en postgrado, constituye un factor decisivo en la formación de investigadores. De hecho, el asumir el conocimiento como un poder, trae consigo una serie de exigencias de forma en la reorientación de la educación superior en lo que respecta a las formas de producción y apropiación del conocimiento.
La universidad debería participar entonces en forma protagónica en el desarrollo de de las condiciones necesarias para el fomento de la imaginación, la creatividad humana y la producción de los conocimientos con sus vertiginosos y acelerados cambios de paradigmas, en una época en que el conocimiento es una de las principales fuentes de valor agregado.
Algunos autores coinciden en señalar que la mitad de los investigadores están en las universidades y en ellas se produce una proporción significativa de las actividades locales de investigación y desarrollo. Por tanto, la universidad está llamada a ser uno de los polos de crecimiento en un momento histórico en donde cobra mayor importancia la capacidad para generar, concentrar y aplicar nuevos conocimientos que pueden traducirse en una mejor calidad de vida para la población.
Vemos con preocupación como uno de los grandes problemas que existen en la educación universitaria es que la productividad con relación a la investigación realizada en las universidades venezolanas es escasa, marginal y no pertinente, y es por ello que uno de los rasgos característicos de la investigación en el país es su posición marginal. En el caso de la investigación social, la situación es todavía más precaria debido al escaso énfasis por parte de los organismos encargados de llevar a cabo las investigaciones científicas.
Podría decirse que la universidad, en las diferentes modalidades de la educación superior, incluyendo los postgrado, produce profesionales en serie, preparados en todo caso para desempeñarse en una actividad específicas, pero carentes de una visión adecuada de los problemas nacionales y mundiales, desprovistos de iniciativa y capacidad para buscar soluciones propias a los problemas que afronta el país. Por lo que, la universidad venezolana ha sido convertida, por razones estructurales en una expedidora de títulos profesionales, con omisión de las otras funciones, es decir la investigación y la extensión.
En general, la investigación realizadas por los estudiantes en las universidades se ha convertido en una actividad paralítica debido al estancamiento y poca eficiencia.
En la búsqueda de una universidad moderna y eficiente, se ha modificado la Ley de Universidades por tres veces, llevándola a replantearse la necesidad de organizar, coordinar y planificar la investigación sobre unas bases más acordes con sus propias necesidades.
Finalmente podemos señalar, que constituye necesario resaltar que hay que diseñar estrategias creativas, donde se creen conciencia en torno a la investigación. El estudiante debe participara activamente en el ejercicio de la investigación, pues para ser investigadores se requiere, más que conocimiento sobre metodología, ganas, voluntad, compromiso y creer en si mismo. La formación de investigadores es indispensable, pero antes de formar investigadores hay que generar una cultura de la investigación, las que constituyen en última instancia una base imprescindible en la educación en las universidades.
*Estudiante de la Especialidad en Docencia Universitaria (UNERG, Venezuela)
Imagen tomada de http://www.uh.cu/centros/webcepes/grupos.htm
Muy acertado el enfoque que empleó la autora del tema. Ello permite la comprensión del mismo.
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