José F. Berríos P.
Universidad Nacional Experimental
Rómulo Gallegos
Doctorado en Ciencias de la Educación
Cátedra: Gestión Investigativa
Facilitador: Dr. Alberto Torres, Sección: 5
Nuestra
reforma educativa nos plantea un objetivo fundamental y, a su vez una de las
innovaciones más radicales que es la necesidad de adecuar los procesos de
enseñanza-aprendizaje a la auténtica realidad social y personal que viven los estudiantes,
en el marco de un país con una coyuntura política marcada y donde el sesgo de
la familia se hace cada vez más frecuente e importante. El fundamento sobre el
cual han de desarrollarse los nuevos planteamientos descentralizadores y la
mayor autonomía educativa recaen en cuatro principios básicos: el primero, la
consideración de la escuela como una unidad básica; el segundo, dar un enfoque
global donde se planifique, organicen y programen los procesos de enseñanza
aprendizaje; el tercero que la comunidad se identifique con esta gran labor
educativa que nos identifica y el
cuarto, diseñar estrategias conducentes a la acción.
El primer punto se define como
reconocer que la escuela es primordial para la formación integral del
individuo, por ende, de la sociedad y de todo el sistema educativo a futuro.
Por lo tanto, se nos sugiere desarrollar los planes de trabajo de un salón de
clases haciendo énfasis en el incremento de
los niveles de autonomía; la innovación de la acción educativa,
propiciando una metodología participativa que favorezca el trabajo de los estudiantes e incentivar la integración
activa de la comunidad a la escuela. El
segundo principio se traduce en aceptar y adoptar la globalización como opción
integradora y metodológica para que los procesos giren en torno a la realidad,
a la experiencia y a las necesidades de los educandos en todos y cada uno de
los programas de enseñanza-aprendizaje.
El tercero abarca la necesidad que en
forma solidaria la comunidad educativa defina y exprese el conjunto de rasgos
que caracterizan su entorno, contexto, y sus aspiraciones pedagógicas, esto
guarda estrecha influencia con el sistema de valores que se debe pregonar en el
contexto, más que todo en aspectos disciplinarios y conductuales, dentro de
este orden de ideas es necesario ocuparse activa y conjuntamente, entre el
hogar, la escuela y la comunidad para trabajar y fomentar la armonía,
habilidades comunicacionales, destrezas sociales, respeto a la diferencia y a
la resolución pacífica de conflictos, desarrollando una educación
socio-emocional.
Es en la escuela donde frecuentemente
las actitudes personales de los estudiantes son observada como problemática o
causa de preocupación, es allí donde se requiere de las habilidades o destrezas
del docente para que los niños que demuestren poca receptividad hacia lo que
ocurre en su mundo exterior actúen en forma distinta y tolerante, así como el
esfuerzo persistente de los educandos para mejorar a su vez el rendimiento
estudiantil y su actitud personal, Estamos en el deber de concentrarnos para detectar los factores que inciden en el
proceso y luego elaborar un plan de
acción que permitirá al niño construir sus conocimientos para enriquecer
su vocabulario y mejorar sus actitudes ante su entorno social. Logrando así
facilitar su inserción en igualdad de condiciones con el resto de los
escolares.
Nos vemos en la necesidad de acompañar
al niño en su interacción con el medio, permitiendo generar en su pensamiento el
conflicto cognitivo y que lo provea de los elementos necesarios para la
superación del mismo esto le contribuirá a resolver conflictos y necesidades
emocionales, grupales y sociales dentro del entorno donde se desenvuelve.
Servirá para la valorización del trabajo dentro del aula, la transferencia de
conocimientos teóricos y prácticos, luego que el escolar haya reconocido cuan
importante es el proceso educativo y le de significado pertinente.
Jugamos un papel muy importante dentro
de este enfoque estratégico del aprendizaje y, es que el estudiante se
convierta en un aprendiz autónomo, con criterios personales y juicio crítico,
para lo cual es decisiva la reflexión sobre lo que hace y sobre su propio
aprendizaje, de manera que logre mejorar su práctica en el aprendizaje diario,
convirtiendo esta tarea en una aventura personal en la que a la vez que
descubre el mundo exterior, profundiza en el conocimiento de si mismo.
Considero que el formar parte del proceso educativo, es
una gran virtud, en este sentido, me siento muy satisfecho de contribuir con esa nueva visión de la
Educación, aquella que me ha permitido ver mi espacio institucional abierto
para nuevas oportunidades, dándonos la oportunidad de formar ciudadanos y
ciudadanas transformadores (as) con principios y valores en todo el contexto y
perfeccionando al Ser Humano en su
esencia como persona desde varios enfoques, siendo el social el que nos va a
permitir mejorar nuestra relación con los demás, el intelectual aumentar la
razón, la sabiduría y el conocimiento, mejorando las condiciones de vida a todo
nivel.
Es importante que asimilemos que la educación es un
continuo humano, que parte de un desarrollo centrado en la práctica, estando en
una constante revisión de manera integrada y sobre todo contextualizada, la
escuela debe ser como el centro del quehacer comunitario que afronta un reto
cultural y pedagógico, allí se lleva a cabo un proceso de construcción y
profundización del hecho educativo con recepción al amor, al respeto, a la
prudencia a la sabiduría, a la serenidad y a la convivencia. Es ente lugar
donde se debe promover el acompañamiento integral, respondiendo a lo que el
niño o la niña, madre u otros necesiten en su formación completa.
Permitiéndonos formar en y para el trabajo productivo humano, cooperativo y
solidario. Colaborando entre sí, saber compartir y sobre todo brindarnos la
ayuda mutuamente, siendo autónomos, críticos y solidarios.
Muy particularmente pienso que en el espacio educativo
hace falta un cambio, un cambio dirigido a la construcción con el compromiso,
disposición y voluntad de todos, y convencernos de que ese proceso de
construcción de la educación nos pertenece a todos, dando uso a la democracia
participativa y protagónica. Es importante señalar, que el trabajo en equipo
hace una construcción colectiva de cualquier proyecto que se desee ejecutar,
para esto no debe faltar la articulación curricular y pedagógica con el
escolar.
Debo resaltar que sino conocemos la historia, los
valores, las tradiciones, las costumbres, la cultura de la localidad es
imposible llevar a cabo una exitosa planificación de estrategias y actividades
de forma tal que nos permita articularnos con el estudiante, con esto se
quiere un intercambio de saberes y experiencias donde todos nos nutramos y
obtengamos un aprendizaje recíproco. Todo
debe emerger de la raíz de cada pueblo, apoyado en la interculturalidad,
diversidad, inclusión, participación social colectiva.
Los educadores o formadores venezolanos estamos en la
capacidad de construir tratando de evitar la confrontación y llegando acuerdos
en las coincidencias, propiciando la estimulación del pensamiento crítico en
general. Por otro lado, podemos permitirnos imaginar y soñar que si se puede
brindar y recibir una educación
dignificadora. Como bien decía Luis Beltrán Pietro que la escuela debe ser una
réplica de la sociedad que queremos y se construye con la cotidianidad bajo los
principios de personas solidarias, responsables, justas, respetuosa, tolerante
que por encima de todo promueven el vivir a plenitud los valores que son tan
importantes en este proceso.
Los valores los construimos los docentes con la ayuda de
la familia a través de una muestra vivencial de lo que pretendemos enseñar, es
imposible pensar que los podemos transferir, pues sólo se adquieren por medio
de la práctica diaria y a través del ejemplo, seremos grandes responsables si
la educación de nuestros niños de acuerdo con sus etapas de desarrollo humano
se van cambiando o reafirmando favorable o desfavorablemente hasta conformar su escala. Somos grandes
responsables de sembrar el camino de sonrisas sinceras y permitirles a través
de nuestra paciencia y tolerancia que dobleguen sus debilidades y las
conviertan en fortalezas.
A veces observo con tristeza y gran preocupación que aún
existen profesores que se les ha dificultado enamorarse de esa realidad
educativa y que todavía siguen enmarcado en aquel conductismo negándose la
oportunidad de construir en conjunto con sus estudiantes y `perdiéndose la
experiencia de compartir una sin fin de cosas. Pero creo en el cambio y estoy
seguro que con el aporte de cada uno de los educadores de este país y de todo
aquel que desee entregarse e incorporarse en este proceso tan importante va en
algún momento a surgir la transformación.
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